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El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese á ti este mancebo, que tiene algo que hablarte.
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Y el tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme
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Y él dijo: Los Judíos han concertado rogarte que mañana saques á Pablo al concilio, como que han de inquirir de él alguna cosa más cierta.
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Mas tú no los creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales han hecho voto debajo de maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan muerto; y ahora están apercibidos esperando tu promesa
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Entonces el tribuno despidió al mancebo, mandándole que á nadie dijese que le había dado aviso de esto.
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Y llamados dos centuriones, mandó que apercibiesen para la hora tercia de la noche doscientos soldados, que fuesen hasta Cesarea, y setenta de á caballo, y doscientos lanceros;
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Y que aparejasen cabalgaduras en que poniendo á Pablo, le llevasen en salvo á Félix el Presidente.
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Y escribió una carta en estos términos:
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Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud.
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A este hombre, aprehendido de los Judíos, y que iban ellos á matar, libré yo acudiendo con la tropa, habiendo entendido que era Romano.
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Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos: