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Mas cuando se dieron cuenta de que era judío, un clamor se levantó de todos ellos, gritando como por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!
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Entonces el secretario , después de calmar a la multitud, dijo<***>: Ciudadanos de Efeso, ¿hay acaso algún hombre que no sepa que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran Diana y de la imagen que descendió del cielo?
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Puesto que estos hechos son innegables, debéis guardar calma y no hacer nada precipitadamente.
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Porque habéis traído a estos hombres que ni roban templos, ni blasfeman a nuestra diosa.
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Así pues, si Demetrio y los artífices que están con él tienen queja contra alguno, los tribunales están abiertos y los procónsules dispuestos; presenten sus acusaciones unos contra otros.
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Pero si demandáis algo más que esto, se decidirá en asamblea legítima.
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Porque ciertamente corremos peligro de ser acusados de sedición en relación con lo acontecido hoy, ya que no existe causa justificada para esto, y por ello no podremos explicar este alboroto.
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Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.