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Levántate, pues, desciende y no dudes en acompañarlos, porque yo los he enviado.
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Pedro descendió a donde estaban los hombres, y les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?
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Y ellos dijeron: A Cornelio el centurión, un hombre justo y temeroso de Dios, y que es muy estimado por toda la nación de los judíos, le fue ordenado por un santo ángel que te hiciera venir a su casa para oír tus palabras.
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Entonces los invitó a entrar y los hospedó. Al día siguiente se levantó y fue con ellos, y algunos de los hermanos de Jope lo acompañaron.
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Al otro día entró en Cesarea. Cornelio los estaba esperando y había reunido a sus parientes y amigos íntimos.
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Y sucedió que cuando Pedro iba a entrar, Cornelio salió a recibirlo, y postrándose a sus pies, lo adoró.
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Mas Pedro lo levantó, diciendo: Ponte de pie; yo también soy hombre.
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Y conversando con él, entró y halló<***> mucha gente reunida.
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Y les dijo: Vosotros sabéis cuán ilícito es para un judío asociarse con un extranjero o visitarlo, pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre debo llamar impuro o inmundo;
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por eso, cuando fui llamado, vine sin poner ninguna objeción. Pregunto, pues, ¿por qué causa me habéis enviado a llamar?
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Y Cornelio dijo: A esta misma hora, hace cuatro días, estaba yo orando en mi casa a la hora novena ; y he aquí, un hombre con vestiduras resplandecientes, se puso delante de mí,