2 Era un hombre devoto, temeroso de Dios, igual que todos los de su casa. Daba generosamente a los pobres y oraba a Dios con frecuencia.
3 Una tarde, como a las tres, tuvo una visión en la cual vio que un ángel de Dios se le acercaba.
—¡Cornelio! —dijo el ángel.
4 Cornelio lo miró fijamente, aterrorizado.
—¿Qué quieres, señor? —le preguntó al ángel.
Y el ángel contestó:
—¡Dios ha recibido tus oraciones y tus donativos a los pobres como una ofrenda!
5 Ahora pues, envía a algunos hombres a Jope y manda llamar a un hombre llamado Simón Pedro.
6 Él está hospedado con Simón, un curtidor que vive cerca de la orilla del mar.
7 En cuanto el ángel se fue, Cornelio llamó a dos de los sirvientes de su casa y a un soldado devoto, que era uno de sus asistentes personales.
8 Les contó lo que había ocurrido y los envió a Jope.
9 Pedro visita a Cornelio
Al día siguiente, mientras los mensajeros de Cornelio se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era alrededor del mediodía,
10 y tuvo hambre; pero mientras preparaban la comida, cayó en un estado de éxtasis.
11 Vio los cielos abiertos y algo parecido a una sábana grande que bajaba por sus cuatro puntas.
12 En la sábana había toda clase de animales, reptiles y aves.
13 Luego una voz le dijo:
—Levántate, Pedro; mátalos y come de ellos.
14 —No, Señor —dijo Pedro—. Jamás he comido algo que nuestras leyes judías declaren impuro e inmundo.
15 Pero la voz habló de nuevo:
—No llames a algo impuro si Dios lo ha hecho limpio.
16 La misma visión se repitió tres veces, y repentinamente la sábana fue subida al cielo.
17 Pedro quedó muy desconcertado. ¿Qué podría significar la visión? Justo en ese momento, los hombres enviados por Cornelio encontraron la casa de Simón. De pie, frente a la puerta,
18 preguntaron si se hospedaba allí un hombre llamado Simón Pedro.
19 Entre tanto, mientras Pedro trataba de descifrar la visión, el Espíritu Santo le dijo: «Tres hombres han venido a buscarte.
20 Levántate, baja y vete con ellos sin titubear. No te preocupes, porque yo los he enviado».
21 Entonces Pedro bajó y dijo:
—Yo soy el hombre que ustedes buscan. ¿Por qué han venido?
22 Ellos dijeron:
—Nos envió Cornelio, un oficial romano. Es un hombre devoto y temeroso de Dios, muy respetado por todos los judíos. Un ángel santo le dio instrucciones para que vayas a su casa a fin de que él pueda escuchar tu mensaje.
23 Entonces Pedro invitó a los hombres a quedarse para pasar la noche. Al siguiente día, fue con ellos, acompañado por algunos hermanos de Jope.
24 Llegaron a Cesarea al día siguiente. Cornelio los estaba esperando y había reunido a sus parientes y amigos cercanos.
25 Cuando Pedro entró en la casa, Cornelio cayó a sus pies y lo adoró;
26 pero Pedro lo levantó y le dijo: «¡Ponte de pie, yo soy un ser humano como tú!».
27 Entonces conversaron y entraron en donde muchos otros estaban reunidos.
28 Pedro les dijo:
—Ustedes saben que va en contra de nuestras leyes que un hombre judío se relacione con gentiles
o que entre en su casa; pero Dios me ha mostrado que ya no debo pensar que alguien es impuro o inmundo.
29 Por eso, sin oponerme, vine aquí tan pronto como me llamaron. Ahora díganme por qué enviaron por mí.
30 Cornelio contestó:
—Hace cuatro días, yo estaba orando en mi casa como a esta misma hora, las tres de la tarde. De repente, un hombre con ropa resplandeciente se paró delante de mí.
31 Me dijo: “Cornelio, ¡tu oración ha sido escuchada, y Dios ha tomado en cuenta tus donativos para los pobres!
32 Ahora, envía mensajeros a Jope y manda llamar a un hombre llamado Simón Pedro. Está hospedado en la casa de Simón, un curtidor que vive cerca de la orilla del mar”.
33 Así que te mandé a llamar de inmediato, y te agradezco que hayas venido. Ahora, estamos todos aquí, delante de Dios, esperando escuchar el mensaje que el Señor te ha dado.
34 Los gentiles oyen la Buena Noticia
Entonces Pedro respondió:
—Veo con claridad que Dios no muestra favoritismo.
35 En cada nación, él acepta a los que lo temen y hacen lo correcto.
36 Este es el mensaje de la Buena Noticia para el pueblo de Israel: que hay paz con Dios por medio de Jesucristo, quien es Señor de todo.
37 Ustedes saben lo que pasó en toda Judea, comenzando en Galilea, después de que Juan empezó a predicar su mensaje de bautismo.
38 Y saben que Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder. Después Jesús anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
39 »Y nosotros, los apóstoles, somos testigos de todo lo que él hizo por toda Judea y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo en una cruz,
40 pero Dios lo resucitó al tercer día. Después Dios permitió que se apareciera,
41 no al público en general,
sino a nosotros, a quienes Dios había elegido de antemano para que fuéramos sus testigos. Nosotros fuimos los que comimos y bebimos con él después de que se levantó de los muertos.
42 Y él nos ordenó que predicáramos en todas partes y diéramos testimonio de que Jesús es a quien Dios designó para ser el juez de todos, de los que están vivos y de los muertos.

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Hechos 10:2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, que daba muchas limosnas al pueblo judío y oraba a Dios continuamente.

English Standard Version ESV

Acts 10:2 a devout man 1who feared God with all his household, gave alms generously to the people, and prayed continually to God.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Hechos 10:2 pío y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre

King James Version KJV

New King James Version NKJV

Acts 10:2 a devout man and one who feared God with all his household, who gave alms generously to the people, and prayed to God always.

Nueva Versión Internacional NVI

Hechos 10:2 Él y toda su familia eran devotos y temerosos de Dios. Realizaba muchas obras de beneficencia para el pueblo de Israel y oraba a Dios constantemente.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Hechos 10:2 Pío y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba á Dios siempre.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Hechos 10:2 pío y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre.

Herramientas de Estudio para Hechos 10:2-42