25
no dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
26
Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por el pecado,
27
sino una horrenda esperanza de juicio, y hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
28
El que menospreciare la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere sin ninguna misericordia.
29
¿Cuánto pensáis que será más digno de mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del testamento en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
30
Sabemos quién es el que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
31
Horrenda cosa es caer en las manos del Dios viviente.
32
Pero traed a la memoria los días pasados en los cuales después de haber recibido la luz, sufristeis gran combate de aflicciones.
33
De una parte ciertamente con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y de otra parte hechos compañeros de los que estaban en tal estado.
34
Porque de mis prisiones también os resentisteis conmigo, y el robo de vuestros bienes padecisteis con gozo, conociendo que tenéis en vosotros una mejor sustancia en los cielos, y que permanece.
35
No perdáis pues esta vuestra confianza, que tiene grande remuneración de galardón;
36
porque la paciencia os es necesaria, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
37
Porque aún, un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará.
38
Mas el justo vivirá por la fe; mas el que se retirare, no agradará a mi alma.
39
Pero nosotros no somos tales que nos retiremos para perdición, sino fieles para ganancia del alma.