20
por un camino nuevo y vivo que El inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne,
21
y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
22
acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.
23
Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió;
24
y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras,
25
no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.
26
Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados,
27
sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de UN FUEGO QUE HA DE CONSUMIR A LOS ADVERSARIOS.
28
Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos.
29
¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?
30
Pues conocemos al que dijo: MIA ES LA VENGANZA, YO PAGARE. Y otra vez: EL SEÑOR JUZGARA A SU PUEBLO.