11
Así que, todo sacerdote se presenta cada día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados
12
pero éste, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre, está sentado a la diestra de Dios
13
esperando lo que resta, es a decir, hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies
14
porque con una sola ofrenda hizo consumados para siempre a los santificados
15
Así, nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; que después dijo
16
Y éste es el testamento que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor, Daré mis leyes en sus corazones, y en sus almas las escribiré
17
y nunca más me acordaré de sus pecados e iniquidades
18
Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado
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Así que, hermanos, teniendo atrevimiento para entrar en el Santuario por la sangre de Jesús el Cristo
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por el camino que él nos consagró nuevo, y vivo, por el velo, es a saber, por su carne
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y teniendo aquel Gran Sacerdote, sobre la casa de Dios