9
y no halló la paloma donde reposar la planta de su pie, y se volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra. Y él extendió su mano y la tomó, la metió consigo en el arca.
10
Y esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma del arca.
11
Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de oliva tomada en su boca; y entendió Noé que las aguas se habían aliviado de sobre la tierra.
12
Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no tornó a volver a él más.
13
Y fue, que en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero, al primero del mes, las aguas se enjugaron de sobre la tierra y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he aquí que la faz de la tierra estaba enjuta.
14
Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra.
15
Y habló Dios a Noé diciendo:
16
Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo.
17
Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de toda criatura que anda arrastrándose sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen, y multiplíquense sobre la tierra.
18
Entonces salió Noé, y sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos con él.
19
Todos los animales, y toda criatura, y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca.