5
"Mi padre me hizo jurar, diciendo: 'He aquí, voy a morir; en el sepulcro que cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás.' Ahora pues, te ruego que me permitas ir a sepultar a mi padre, y luego volveré."
6
Y Faraón dijo: Sube y sepulta a tu padre como él te hizo jurar.
7
Entonces José subió a sepultar a su padre, y con él subieron todos los siervos de Faraón, los ancianos de su casa y todos los ancianos de la tierra de Egipto,
8
y toda la casa de José, y sus hermanos, y la casa de su padre; sólo dejaron a sus pequeños, sus ovejas y sus vacas en la tierra de Gosén.
9
Subieron también con él carros y jinetes; y era un cortejo muy grande.
10
Cuando llegaron hasta la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, hicieron allí duelo con una grande y dolorosa lamentación; y José guardó siete días de duelo por su padre.
11
Y cuando los habitantes de la tierra, los cananeos, vieron el duelo de la era de Atad, dijeron: Este es un duelo doloroso de los egipcios. Por eso llamaron al lugar Abel-mizraim, el cual está al otro lado del Jordán.
12
Sus hijos, pues, hicieron con él tal como les había mandado;
13
pues sus hijos lo llevaron a la tierra de Canaán, y lo sepultaron en la cueva del campo de Macpela, frente a Mamre, la cual Abraham había comprado de Efrón heteo, junto con el campo para posesión de una sepultura.
14
Y después de sepultar a su padre, José regresó a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que habían subido con él para sepultar a su padre.
15
Al ver los hermanos de José que su padre había muerto, dijeron: Quizá José guarde rencor contra nosotros, y de cierto nos devuelva todo el mal que le hicimos.
16
Entonces enviaron un mensaje a José, diciendo: Tu padre mandó antes de morir, diciendo:
17
"Así diréis a José: 'Te ruego que perdones la maldad de tus hermanos y su pecado, porque ellos te trataron mal.'" Y ahora, te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró cuando le hablaron.
18
Entonces sus hermanos vinieron también y se postraron delante de él, y dijeron: He aquí, somos tus siervos.
19
Pero José les dijo: No temáis, ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?
20
Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo tornó en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente.
21
Ahora pues, no temáis; yo proveeré por vosotros y por vuestros hijos. Y los consoló y les habló cariñosamente.
22
Y José se quedó en Egipto, él y la casa de su padre; y vivió José ciento diez años.
23
Y vio José la tercera generación de los hijos de Efraín; también los hijos de Maquir, hijo de Manasés, nacieron sobre las rodillas de José.
24
Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir, pero Dios ciertamente os cuidará y os hará subir de esta tierra a la tierra que El prometió en juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob.
25
Luego José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os cuidará, y llevaréis mis huesos de aquí.
26
Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron y lo pusieron en un ataúd en Egipto.