2
Y se hizo saber a Jacob, diciendo: He aquí tu hijo José viene a ti. Entonces se esforzó Israel, y se sentó sobre la cama
3
y dijo a José: El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo
4
y me dijo: He aquí, yo te hago crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de pueblos; y daré esta tierra a tu simiente después de ti por heredad perpetua
5
Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniera a ti a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos
6
y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades
7
Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Efrata; y la sepulté allí en el camino de Efrata, que es Belén
8
Y vio Israel los hijos de José, y dijo: ¿Quiénes son éstos
9
Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré
10
Y los ojos de Israel estaban ya tan agravados de la vejez, que no podía ver. Y los hizo acercarse a él, y él los besó y abrazó
11
Y dijo Israel a José: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también tu simiente
12
Entonces José los sacó de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra