18
Entonces Judá se llegó a él, y dijo: Te ruego señor mío, que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues que tú eres como el Faraón
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Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano
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Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un joven que le nació en su vejez, pequeño aún; y un hermano suyo murió, y él quedó solo de su madre, y su padre lo ama
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Y tú dijiste a tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él
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Y nosotros dijimos a mi señor: El joven no puede dejar a su padre, porque si le dejare, su padre morirá
23
Y dijiste a tus siervos: Si vuestro hermano menor no descendiere con vosotros, no veréis más mi rostro
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Aconteció pues, que cuando llegamos a mi padre tu siervo, le contamos las palabras de mi señor
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Y dijo nuestro padre: Volved a comprarnos un poco de alimento
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Y nosotros respondimos: No podemos ir; si nuestro hermano fuere con nosotros, iremos; porque no podemos ver el rostro del varón, no estando con nosotros nuestro hermano el menor
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Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos me dio a luz mi mujer
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y uno de ellos se fue de mi lado, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no le he visto