10
Y ellos le respondieron: No, señor mío; mas tus siervos han venido a comprar alimentos
11
Todos nosotros somos hijos de un varón; somos hombres de la verdad; tus siervos nunca fueron espías
12
Y él les dijo: No; a ver lo descubierto del país habéis venido
13
Ellos respondieron: Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y el otro ha desaparecido
14
Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías
15
En esto seréis probados: Vive el Faraón que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor viniere aquí
16
Enviad uno de vosotros, y traiga a vuestro hermano; y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si la verdad está con vosotros; y si no, vive el Faraón, que sois espías
17
Y los juntó en la cárcel por tres días
18
Y al tercer día les dijo José: Haced esto, y vivid. Yo temo a Dios
19
Si sois hombres de la verdad, quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos; y vosotros id, llevad el alimento para el hambre de vuestra casa
20
pero habéis de traerme a vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y ellos lo hicieron así
21
Y decían el uno al otro: Verdaderamente somos culpables referente a nuestro hermano, que vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le oímos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia
22
Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis ofensa contra el joven; y no escuchasteis? He aquí también su sangre es requerida
23
Y ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos
24
Y se apartó José de ellos, y lloró; después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón, y le aprisionó a vista de ellos
25
Y mandó José que llenaran sus sacos de trigo, y devolvieran el dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les dieran comida para el camino; y fue hecho con ellos así
26
Y ellos pusieron su trigo sobre sus asnos, y se fueron de allí
27
Y abriendo uno su saco para dar de comer a su asno, en el mesón, vio su dinero que estaba en la boca de su costal
28
Y dijo a sus hermanos: Mi dinero se me ha devuelto, y aun helo aquí en mi saco. Se les sobresaltó entonces el corazón, y espantados dijeron el uno al otro: ¿Qué es esto que nos ha hecho Dios
29
Y venidos a Jacob su padre en tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había acaecido, diciendo
30
Aquel varón, señor de la tierra, nos habló ásperamente, y nos trató como a espías de la tierra
31
Y nosotros le dijimos: Somos hombres de la verdad, nunca fuimos espías
32
Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; el uno no aparece, y el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán
33
Y aquel varón, señor de la tierra, nos dijo: En esto conoceré que sois hombres de la verdad; dejad conmigo uno de vuestros hermanos, y tomad para el hambre de vuestras casas, y andad
34
y traedme a vuestro hermano el menor, para que yo sepa que no sois espías, sino hombres de la verdad; así os daré a vuestro hermano, y negociaréis en la tierra
35
Y aconteció que vaciando ellos sus sacos, he aquí que en el saco de cada uno estaba el atado de su dinero; y viendo ellos y su padre los atados de su dinero, tuvieron temor
36
Entonces su padre Jacob les dijo: Me habéis privado de mis hijos; José no aparece, ni Simeón tampoco, y a Benjamín le llevaréis; sobre mí son todas estas cosas
37
Y Rubén habló a su padre, diciendo: Harás morir a mis dos hijos, si no te lo devolviere; entrégalo en mi mano, que yo lo devolveré a ti
38
Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros; que su hermano ha muerto, y él solo ha quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor hasta el Seol