6
Y he aquí otras siete espigas menudas y abatidas del solano, salían después de ellas
7
Y las siete espigas menudas tragaban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó el Faraón, y le pareció que era sueño
8
Y acaeció que a la mañana su espíritu se atormentó; y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios: y les contó el Faraón sus sueños, mas no había quién los pudiera interpretar al Faraón
9
Entonces el príncipe de los maestresalas habló al Faraón, diciendo: De mis pecados me acuerdo hoy
10
El Faraón se enojó contra sus siervos, y a mí me echó en la cárcel de la casa del capitán de los de la guardia, a mí y al príncipe de los panaderos
11
Y yo y él soñamos sueño una misma noche: cada uno soñó conforme a la declaración de su sueño
12
Y estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de los de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño
13
Y aconteció que como él nos declaró, así fue: a mí me hizo volver a mi asiento, e hizo colgar al otro
14
Entonces el Faraón envió y llamó a José; y le hicieron salir corriendo de la cárcel, y le cortaron el pelo, y mudaron sus vestidos, y vino al Faraón
15
Y dijo el Faraón a José: Yo he soñado un sueño, y no hay quién lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos
16
Y respondió José al Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que responda paz al Faraón
17
Entonces el Faraón dijo a José: En mi sueño, he aquí, que estaba a la orilla del río
18
y que del río subían siete vacas gruesas de carne y hermosas de forma, que pacían en el prado
19
Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en toda la tierra de Egipto en fealdad
20
Y las vacas flacas y feas tragaban a las siete primeras vacas gruesas
21
y entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubieran entrado en ellas, porque su parecer era aún malo, como al principio. Y yo desperté
22
Vi también soñando, y he aquí siete espigas subían en una misma caña llenas y hermosas
23
y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del solano, subían después de ellas
24
Y las espigas menudas tragaban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quién me lo declare
25
Entonces respondió José al Faraón: El sueño del Faraón es uno mismo: Dios ha mostrado al Faraón lo que él hace
26
Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo
27
También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del solano, siete años serán de hambre
28
Esto es lo que respondo al Faraón. Lo que Dios hace, lo ha mostrado al Faraón
29
He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto
30
Y se levantarán tras ellos siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto; y el hambre consumirá la tierra
31
y aquella abundancia no se echará de ver a causa del hambre siguiente, la cual será gravísima
32
Y el suceder el sueño al Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla
33
Por tanto, provéase ahora el Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto
34
Haga esto el Faraón, y ponga gobernadores sobre la provincia, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia
35
y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y junten el trigo bajo la mano del Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo
36
Y esté aquella provisión en depósito para la tierra, para los siete años del hambre que serán en la tierra de Egipto; y la tierra no perecerá de hambre