3
Y él pasó delante de ellos, y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano.
4
Y Esaú corrió a su encuentro, y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron.
5
Y alzó sus ojos, y vio las mujeres y los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos? Y él respondió: Son los niños que Dios ha dado a tu siervo.
6
Y se llegaron las siervas, ellas y sus niños, y se inclinaron.
7
Y vino Lea con sus niños, y se inclinaron; y después llegó José y Raquel, y también se inclinaron.
8
Y él dijo: ¿Qué te propones con todas estas cuadrillas que he encontrado? Y él respondió: El hallar gracia en los ojos de mi señor.
9
Y dijo Esaú: Suficiente tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
10
Y dijo Jacob: No, yo te ruego, si he hallado ahora gracia en tus ojos, toma mi presente de mi mano, que por eso he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios; y hazme placer.
11
Toma, te ruego, mi bendición que te es traída; porque Dios me ha hecho merced, y todo lo que hay aquí es mío. Y porfió con él, y la tomó.
12
Y dijo: Anda, y vamos; y yo iré delante de ti.
13
Y él le dijo: Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas.