22
Aquella misma noche Jacob se levantó, tomó a sus dos esposas, a sus dos esclavas y a sus once hijos, y cruzó el vado del río Jaboc.
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Una vez que lo habían cruzado, hizo pasar también todas sus posesiones,
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quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer.
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Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y esta se le dislocó mientras luchaban.
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Entonces el hombre le dijo:—¡Suéltame, que ya está por amanecer!—¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob.
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—¿Cómo te llamas? —le preguntó el hombre.—Me llamo Jacob —respondió.
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Entonces el hombre le dijo:—Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
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—Y tú, ¿cómo te llamas? —le preguntó Jacob.—¿Por qué preguntas cómo me llamo? —le respondió el hombre.Y en ese mismo lugar lo bendijo.
30
Jacob llamó a ese lugar Penuel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida».
31
Cruzaba Jacob por el lugar llamado Penuel, cuando salió el sol. A causa de su cadera dislocada iba rengueando.
32
Por esta razón los israelitas no comen el tendón que está en la coyuntura de la cadera, porque a Jacob se le tocó en dicho tendón.