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Y tú dijiste: "De cierto te haré prosperar, y haré tu descendencia como la arena del mar que no se puede contar por su gran cantidad."
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Y pasó la noche allí. Entonces de lo que tenía consigo escogió un presente para su hermano Esaú:
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doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros,
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treinta camellas criando con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez asnos;
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y los entregó a sus siervos, cada manada aparte, y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned un buen espacio entre manada y manada.
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Y ordenó al primero, diciendo: Cuando mi hermano Esaú te encuentre y te pregunte, diciendo: "¿De quién eres y adónde vas, y de quién son estos animales que van delante de ti?",
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entonces responderás: "Son de tu siervo Jacob; es un presente enviado a mi señor Esaú; y he aquí, él también viene detrás de nosotros."
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Ordenó también al segundo y al tercero, y a todos los que iban tras las manadas, diciendo: De esta manera hablaréis a Esaú cuando lo encontréis,
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y diréis: "He aquí, tu siervo Jacob también viene detrás de nosotros." Pues dijo: Lo apaciguaré con el presente que va delante de mí. Y después veré su rostro; quizá me acepte.
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El presente pasó, pues, delante de él, y él durmió aquella noche en el campamento.
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Y aquella misma noche se levantó, y tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, y cruzó el vado de Jaboc.
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Los tomó y los hizo pasar el arroyo, e hizo pasar también todo lo que tenía.
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Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba.
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Cuando vio que no había prevalecido contra Jacob, lo tocó en la coyuntura del muslo, y se dislocó la coyuntura del muslo de Jacob mientras luchaba con él.
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Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices.
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Y él le dijo: ¿Cómo te llamas? Y él respondió: Jacob.
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Y el hombre dijo: Ya no será tu nombre Jacob, sino Israel , porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido.
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Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Dame a conocer ahora tu nombre. Pero él respondió: ¿Para qué preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
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Y Jacob le puso a aquel lugar el nombre de Peniel , porque dijo: He visto a Dios cara a cara, y ha sido preservada mi vida.
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Y le salió el sol al cruzar Peniel, y cojeaba de su muslo.
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Por eso, hasta hoy, los hijos de Israel no comen el tendón de la cadera que está en la coyuntura del muslo, porque el hombre tocó la coyuntura del muslo de Jacob en el tendón de la cadera.