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Isaac había venido a Beer-lajai-roi, pues habitaba en la tierra del Neguev.
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Y por la tarde Isaac salió a meditar al campo; y alzó los ojos y miró, y he aquí, venían unos camellos.
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Rebeca alzó los ojos, y cuando vio a Isaac, bajó del camello,
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y dijo al siervo: ¿Quién es ese hombre que camina por el campo a nuestro encuentro? Y el siervo dijo: Es mi señor. Y ella tomó el velo y se cubrió.
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Y el siervo contó a Isaac todo lo que había hecho.
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Entonces Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca y ella fue su mujer, y la amó. Así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.