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Y sucedió que antes de haber terminado de hablar, he aquí que Rebeca, hija de Betuel, hijo de Milca, mujer de Nacor, hermano de Abraham, salió con el cántaro sobre su hombro.
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La joven era muy hermosa, virgen, ningún hombre la había conocido; bajó ella a la fuente, llenó su cántaro y subió.
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Entonces el siervo corrió a su encuentro, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro.
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Y ella dijo: Bebe, señor mío. Y enseguida bajó el cántaro a su mano, y le dio de beber.
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Cuando había terminado de darle de beber, dijo: Sacaré también para tus camellos hasta que hayan terminado de beber.
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Y rápidamente vació el cántaro en el abrevadero, y corrió otra vez a la fuente para sacar agua, y sacó para todos sus camellos.
21
Entretanto el hombre la observaba en silencio, para saber si el SEÑOR había dado éxito o no a su viaje.
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Y aconteció que cuando los camellos habían terminado de beber, el hombre tomó un anillo de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez siclos de oro,
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y dijo: ¿De quién eres hija? Dime, te ruego, ¿hay en la casa de tu padre lugar para hospedarnos?
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Ella le respondió: Soy hija de Betuel, el hijo que Milca dio a luz a Nacor.
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Y le dijo además: Tenemos suficiente paja y forraje, y lugar para hospedarse.