6
Oyenos, señor mío, eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestras sepulturas sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te impedirá su sepultura, para que entierres tu muerta
7
Y Abraham se levantó, y se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het
8
y habló con ellos, diciendo: Si tenéis voluntad que yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón, hijo de Zohar
9
para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al cabo de su heredad; que por su justo precio me la dé, para heredad de sepultura en medio de vosotros
10
Este Efrón habitaba entre los hijos de Het; y respondió Efrón heteo a Abraham, en oídos de los hijos de Het, de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, diciendo
11
No, señor mío, óyeme: te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella; delante de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta tu muerta
12
Y Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra
13
Y respondió a Efrón en oídos del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas; yo daré el precio de la heredad, tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta
14
Y respondió Efrón a Abraham, diciéndole
15
Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre mí y ti? Entierra pues tu muerta
16
Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, oyéndolo los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, corrientes por los mercaderes