8
Esta persuasión no es de aquel que os llama.
9
Un poco de levadura leuda toda la masa.
10
Yo confío de vosotros en el Señor, que ninguna otra cosa sentiréis: mas el que os inquieta, llevará el juicio, quienquiera que él sea.
11
Y yo, hermanos, si aun predico la circuncisión, ¿por qué padezco pesecución todavía? pues que quitado es el escándalo de la cruz.
12
Ojalá fuesen también cortados los que os inquietan.
13
Porque vosotros, hermanos, á libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión á la carne, sino servíos por amor los unos á los otros.
14
Porque toda la ley en aquesta sola palabra se cumple: Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
15
Y si os mordéis y os coméis los unos á los otros, mirad que también no os consumáis los unos á los otros.
16
Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne.
17
Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne: y estas cosas se oponen la una á la otra, para que no hagáis lo que quisieres.
18
Mas si sois guiados del Espíritu, no estáis bajo la ley.
19
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, disolución,
20
Idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
21
Envidias, homicidios, borracheras, banqueteos, y cosas semejantes á éstas: de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.
22
Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,
23
Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.
24
Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con los afectos y concupiscencias.
25
Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu.
26
No seamos codiciosos de vana gloria, irritando los unos á los otros, envidiándose los unos á los otros.