8
Antes, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses
9
mas ahora, habiendo conocido a Dios, o más bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo a los débiles y pobres elementos, en los cuales queréis volver a servir
10
Guardáis días, y meses, y tiempos, y años
11
Temo por vosotros, que haya trabajado en vano en vosotros
12
Hermanos, os ruego, sed como yo, porque yo soy como vosotros; ningún agravio me habéis hecho
13
Que vosotros sabéis que por flaqueza de carne os anuncié el Evangelio al principio
14
y no desechasteis ni menospreciasteis mi aflicción que estaba en mi carne; antes me recibisteis como a un ángel de Dios, como al mismo Cristo Jesús
15
¿Dónde está pues vuestra bienaventuranza? Porque yo os doy testimonio que si se pudiera hacer, os hubierais sacado vuestros ojos para dármelos
16
¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, diciéndoos la verdad
17
Tienen celos de vosotros, pero no para bien; antes os quieren echar fuera para que vosotros los celéis a ellos
18
Bueno es ser celosos en bien siempre; y no solamente cuando estoy presente con vosotros
19
Hijitos míos, que vuelvo otra vez a estar de parto de vosotros, hasta que Cristo sea formado en vosotros
20
querría cierto estar ahora con vosotros, y mudar mi voz; porque estoy avergonzado de vosotros
21
Decidme, los que queréis estar bajo la ley, ¿no habéis oído la ley
22
Porque escrito está que Abraham tuvo dos hijos; uno de la sierva, el otro de la libre
23
Mas el de la sierva nació según la carne; pero el de la libre nació por la promesa
24
Las cuales cosas son dichas por alegoría, porque estas mujeres son los dos pactos; el uno ciertamente del monte Sinaí, el cual engendró para servidumbre, que es Agar
25
Porque Agar o Sinaí es un monte de Arabia, el cual corresponde a la que ahora es Jerusalén, la cual junto con sus hijos está en esclavitud
26
Mas la Jerusalén de arriba, libre es; la cual es madre de todos nosotros
27
Porque está escrito: Alégrate, la estéril, que no das a luz; Prorrumpe en alabanzas y clama, la que no estás de parto; Porque más son los hijos de la dejada, que de la que tiene marido
28
Así que, hermanos, nosotros como Isaac, somos hijos de la promesa
29
Pero como entonces el que era engendrado según la carne, perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora
30
Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la sierva y a su hijo; porque no será heredero el hijo de la sierva con el hijo de la libre
31
De manera, hermanos, que no somos hijos de la sierva, sino de la libre