5
Para que redimiese á los que estaban debajo de la ley, á fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
6
Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre.
7
Así que ya no eres más siervo, sino hijo, y si hijo, también heredero de Dios por Cristo.
8
Antes, en otro tiempo, no conociendo á Dios, servíais á los que por naturaleza no son dioses:
9
Mas ahora, habiendo conocido á Dios, ó más bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo á los flacos y pobres rudimentos, en los cuales queréis volver á servir?
10
Guardáis los días, y los meses, y los tiempos, y los años.
11
Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros.
12
Hermanos, os ruego, sed como yo, porque yo soy como vosotros: ningún agravio me habéis hecho.
13
Que vosotros sabéis que por flaqueza de carne os anuncié el evangelio al principio:
14
Y no desechasteis ni menospreciasteis mi tentación que estaba en mi carne: antes me recibisteis como á un ángel de Dios, como á Cristo Jesús.
15
¿Dónde está pues vuestra bienaventuranza? porque yo os doy testimonio que si se pudiera hacer, os hubierais sacado vuestros ojos para dármelos.