11
Además por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda manifiesto: Que el justo por la fe vivirá
12
La ley tampoco es de la fe; sino: El hombre que hiciere los mandamientos, vivirá por ellos
13
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en un madero)
14
para que la bendición de Abraham en los gentiles fuera en el Cristo Jesús; para que por la fe recibamos la promesa del Espíritu
15
Hermanos, (hablo como hombre): Aunque un pacto sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo cancela, ni le añade
16
A Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo
17
Esto pues digo: Que el Pacto previamente ratificado de Dios para con el Cristo, la ley que fue hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa
18
Porque si la herencia es por la ley, ya no será por la promesa; pero Dios por la promesa la dio a Abraham
19
¿Pues de qué sirve la ley? Fue puesta por causa de las rebeliones, hasta que viniera la Simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por los Angeles en la mano de un Mediador
20
Y el Mediador no es de uno solo, pero Dios es uno
21
¿Luego la ley es contra las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si alguna ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley