8
Y hallado en la condición como hombre, se humilló á sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
9
Por lo cual Dios también le ensalzó á lo sumo, y dióle un nombre que es sobre todo nombre;
10
Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra;
11
Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, á la gloria de Dios Padre.
12
Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor;
13
Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
14
Haced todo sin murmuraciones y contiendas,
15
Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo;
16
Reteniendo la palabra de vida para que yo pueda gloriarme en el día de Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.
17
Y aun si soy derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y congratulo por todos vosotros.
18
Y asimismo gozaos también vosotros, y regocijaos conmigo.