11
y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
12
Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor;
13
porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.
14
Haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones,
15
para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo,
16
sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano ni habré trabajado en vano.
17
Pero aunque yo sea derramado como libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me regocijo y comparto mi gozo con todos vosotros.
18
Y también vosotros, os ruego, regocijaos de la misma manera, y compartid vuestro gozo conmigo.
19
Mas espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, a fin de que yo también sea alentado al saber de vuestra condición.
20
Pues a nadie más tengo del mismo sentir mío y que esté sinceramente interesado en vuestro bienestar.
21
Porque todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús.