1
Y vino Palabra del SEÑOR a mí, diciendo
2
Y tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de la sangre inocente, y le mostrarás todas sus abominaciones
3
Dirás, pues: Así dijo el Señor DIOS: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para contaminarse
4
En tu sangre que derramaste eres culpable, y te has contaminado con tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tus días, y has llegado a tus años; por tanto, te he dado en oprobio a los gentiles, y en escarnio a todas las tierras
5
Las que están cerca, y las que están lejos de ti, se reirán de ti, amancillada de fama, y de grande turbación
6
He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, fueron en ti para derramar sangre
7
Al padre y a la madre despreciaron en ti; al extranjero trataron con calumnia en medio de ti; al huérfano y a la viuda despojaron en ti
8
Mis santuarios menospreciaste, y mis sábados has profanado
9
Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; hicieron en medio de ti suciedades
10
La desnudez del padre descubrieron en ti; la inmunda de menstruo forzaron en ti
11
Y cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo; y cada uno contaminó su nuera torpemente; y cada uno forzó en ti a su hermana, hija de su padre