4
Porque Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; pues el varón Mardoqueo iba engrandeciéndose.
5
E hirieron los judíos a todos sus enemigos con plaga de espada, y de mortandad, y de perdición; e hicieron en sus enemigos a su voluntad.
6
Y en Susa capital del reino, mataron y destruyeron los judíos a quinientos hombres.
7
Mataron entonces a Parsandata, y a Dalfón, y a Aspata,
8
y a Porata y a Adalía, y a Aridata,
9
y a Parmasta, y a Arisai, y a Aridai, y a Vaizata,
10
diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; mas en el despojo no metieron su mano.
11
El mismo día vino la cuenta de los muertos en Susa capital del reino, delante del rey.
12
Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa, capital del reino, los judíos han matado y destruido a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán; ¿qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál pues es tu petición, y te será concedida? ¿Y qué más es tu demanda, y será hecho?
13
Y respondió Ester: Si place al rey, concédase también mañana a los judíos en Susa, que hagan conforme a la ley de hoy; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán.
14
Y mandó el rey que se hiciese así; y fue dada por ley en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán.