4
Y a cualquiera que hubiere quedado de todos los lugares donde fuere extranjero, los varones de su lugar le ayuden con plata, y oro, y hacienda, y con bestias; con dones voluntarios para la Casa de Dios, la cuál está en Jerusalén.
5
Entonces se levantaron los cabezas de las familias de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas; de todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la Casa del SEÑOR, la cual está en Jerusalén.
6
Y todos los que estaban en sus alrededores confortaron las manos de ellos con vasos de plata y de oro, con hacienda y bestias, y con cosas preciosas, a más de lo que se ofreció voluntariamente.
7
Y el rey Ciro sacó los vasos de la Casa del SEÑOR, que Nabucodonosor había traspasado de Jerusalén, y puesto en la casa de su dios.
8
Los sacó, pues , Ciro rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar príncipe de Judá.
9
Y ésta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos,
10
treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil vasos.
11
Todos los vasos de oro y de plata, cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.