11
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires.
13
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y estar firmes, habiendo acabado todo.
14
Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la cota de justicia.
15
Y calzados los pies con el apresto del evangelio de paz;
16
Sobre todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17
Y tomad el yelmo de salud, y la espada del Espíritu; que es la palabra de Dios;
18
Orando en todo tiempo con toda deprecación y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y suplicación por todos los santos,
19
Y por mí, para que me sea dada palabra en el abrir de mi boca con confianza, para hacer notorio el misterio del evangelio,
20
Por el cual soy embajador en cadenas; que resueltamente hable de él, como debo hablar.
21
Mas para que también vosotros sepáis mis negocios, y cómo lo paso, todo os lo hará saber Tichîco, hermano amado y fiel ministro en el Señor: