10
El que descendió, él mismo es el que también subió sobre todos los cielos para cumplir todas las cosas.
11
Y él dio unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros
12
con el fin de perfeccionar a los santos en la obra del ministerio, para edificación del cuerpo del Cristo
13
hasta que todos salgamos en unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, en varón perfecto, a la medida de la edad cumplida del Cristo
14
que ya no seamos niños inconstantes, y seamos atraídos a todo viento de doctrina por maldad de hombres que engañan con astutos errores
15
antes siguiendo la verdad en caridad, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, el Cristo
16
del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por el alimento que cada vínculo suministre, que recibe según la operación de cada miembro conforme a su medida, toma aumento de cuerpo edificándose en caridad
17
Así que esto digo, y requiero en el Señor, que no andéis más como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su sentido
18
Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la ceguedad de su corazón
19
los cuales después que perdieron el sentido de la conciencia, se entregaron a la desvergüenza para cometer con avidez toda suerte de impureza
20
Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo
21
si empero lo habéis oído, y habéis sido por él enseñados, como la verdad está en Jesús
22
a que dejéis, en cuanto a la pasada manera de vivir; es a saber el viejo hombre que se corrompe conforme a los deseos del error
23
y a renovaros en el espíritu de vuestro entendimiento
24
y vestir el nuevo hombre que es creado conforme a Dios en justicia y en santidad de la verdad
25
Por lo cual, dejando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros
26
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo
27
ni deis lugar al diablo
28
El que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad
29
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia a los oyentes
30
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de la redención