7
Y el polvo se torne á la tierra, como era, y el espíritu se vuelva á Dios que lo dió.
8
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo vanidad.
9
Y cuanto más sabio fué el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; é hizo escuchar, é hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.
10
Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escritura recta, palabras de verdad.
11
Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.
12
Ahora, hijo mío, á más de esto, sé avisado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio aflicción es de la carne.
13
El fin de todo el discurso oído es este: Teme á Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
14
Porque Dios traerá toda obra á juicio, el cual se hará sobre toda cosa oculta, buena ó mala.