8
y has de atarlas por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos
9
y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus portadas
10
Y será, cuando el SEÑOR tu Dios te hubiere introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac, y Jacob, para dártela a ti; ciudades grandes y buenas que tú no edificaste
11
y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas, que tú no cavaste; viñas y olivares que tú no plantaste; luego que comas y te sacies
12
guárdate que no te olvides del SEÑOR, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de siervos
13
Al SEÑOR tu Dios temerás, y a él servirás, y por su nombre jurarás
14
No andaréis en pos de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos
15
porque el Dios celoso, el SEÑOR tu Dios, en medio de ti está; que por ventura no se inflame el furor del SEÑOR tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la faz de la tierra
16
No tentaréis al SEÑOR vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah
17
Guardad cuidadosamente los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios, y sus testimonios, y sus estatutos, que te ha mandado
18
Y harás lo recto y lo bueno en ojos del SEÑOR, para que te vaya bien, y entres y heredes la buena tierra que el SEÑOR juró a tus padres
19
para que él eche a todos tus enemigos de delante de tu presencia, como el SEÑOR ha dicho
20
Cuando mañana te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué son los testimonios, y estatutos, y derechos, que el SEÑOR nuestro Dios os mandó
21
Entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos esclavos de Faraón en Egipto, y el SEÑOR nos sacó de Egipto con mano fuerte
22
y dio el SEÑOR señales y milagros grandes y dañosos en Egipto, sobre Faraón y sobre toda su casa, delante de nuestros ojos
23
y nos sacó de allá, para entrarnos y darnos la tierra que juró a nuestros padres
24
y nos mandó el SEÑOR que hiciéramos todos estos estatutos, para que temamos al SEÑOR nuestro Dios, para nuestro bien siempre, y para que nos dé vida, como hasta hoy
25
Y tendremos justicia cuando guardemos haciendo todos estos mandamientos delante del SEÑOR nuestro Dios, como él nos ha mandado