14
El SEÑOR le dijo a Moisés: «Ya se acerca el día de tu muerte. Llama a Josué, y preséntate con él en la Tienda de reunión para que reciba mis órdenes».Fue así como Moisés y Josué se presentaron allí.
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Entonces el SEÑOR se apareció a la entrada de la Tienda de reunión, en una columna de nube,
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y le dijo a Moisés: «Tú irás a descansar con tus antepasados, y muy pronto esta gente me será infiel con los dioses extraños del territorio al que van a entrar. Me rechazarán y quebrantarán el pacto que hice con ellos.
17
Cuando esto haya sucedido, se encenderá mi ira contra ellos y los abandonaré; ocultaré mi rostro, y serán presa fácil. Entonces les sobrevendrán muchos desastres y adversidades, y se preguntarán: “¿No es verdad que todos estos desastres nos han sobrevenido porque nuestro Dios ya no está con nosotros?”
18
Y ese día yo ocultaré aún más mi rostro, por haber cometido la maldad de irse tras otros dioses.
19
»Escriban, pues, este cántico, y enséñenselo al pueblo para que lo cante y sirva también de testimonio contra ellos.
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»Cuando yo conduzca a los israelitas a la tierra que juré darles a sus antepasados, tierra donde abundan la leche y la miel, comerán hasta saciarse y engordarán; se irán tras otros dioses y los adorarán, despreciándome y quebrantando mi pacto.
21
Y cuando les sobrevengan muchos desastres y adversidades, este cántico servirá de testimonio contra ellos, porque sus descendientes lo recordarán y lo cantarán. Yo sé lo que mi pueblo piensa hacer, aun antes de introducirlo en el territorio que juré darle».
22
Entonces Moisés escribió ese cántico aquel día, y se lo enseñó a los israelitas.
23
Y el SEÑOR le dio a Josué hijo de Nun esta orden: «Esfuérzate y sé valiente, porque tú conducirás a los israelitas al territorio que juré darles, y yo mismo estaré contigo».
24
Moisés terminó de escribir en un libro todas las palabras de esta ley.
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Luego dio esta orden a los levitas que transportaban el arca del pacto del SEÑOR:
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«Tomen este libro de la ley, y pónganlo junto al arca del pacto del SEÑOR su Dios. Allí permanecerá como testigo contra ustedes los israelitas,
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pues sé cuán tercos y rebeldes son. Si fueron rebeldes contra el SEÑOR mientras viví con ustedes, ¡cuánto más lo serán después de mi muerte!
28
Reúnan ante mí a todos los ancianos y los líderes de sus tribus, para que yo pueda comunicarles estas palabras y las escuchen claramente. Pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes,
29
porque sé que después de mi muerte se pervertirán y se apartarán del camino que les he mostrado. En días venideros les sobrevendrán calamidades, porque harán lo que ofende al SEÑOR y con sus detestables actos provocarán su ira».