4
que el SEÑOR vuestro Dios anda con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros
5
Y los alcaldes hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Que se vaya, y vuelva a su casa, para que no muera por ventura en la batalla, y algún otro la estrene
6
¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuelva a su casa, para que por ventura no muera en la batalla, y algún otro la disfrute
7
¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuelva a su casa, para que por ventura no muera en la batalla, y algún otro la tome
8
Y volverán los alcaldes a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y cobarde de corazón? Vaya, y vuelva a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como su corazón
9
Y será que, cuando los alcaldes acabaren de hablar al pueblo, entonces los capitanes de los ejércitos tomaran el mando delante del pueblo
10
Cuando te acercares a una ciudad para combatirla, le proclamarás la paz
11
Y será que, si te respondiere: Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere hallado te serán tributarios, y te servirán
12
Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere contigo guerra, y la cercares
13
y el SEÑOR tu Dios la entregare en tu mano, entonces herirás a todo varón suyo a filo de espada
14
Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que hubiere en la ciudad, todos sus despojos, tomarás para ti; y comerás del despojo de tus enemigos, los cuales el SEÑOR tu Dios te entregó
15
Así harás a todas las ciudades que estuvieren muy lejos de ti, que no fueren de las ciudades de estos gentiles
16
Solamente de las ciudades de estos pueblos que el SEÑOR tu Dios te da por heredad, no dejarás con vida nada que respire
17
del todo los destruirás: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo, y al jebuseo, como el SEÑOR tu Dios te ha mandado
18
para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones, que ellos hacen a sus dioses, y pequéis contra el SEÑOR vuestro Dios
19
Cuando pusieres cerco a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruyas su arboleda metiendo en ella hacha, porque de ella comerás; y no la talarás, (porque el árbol del campo es la vida del hombre) para emplearla en el cerco
20
Mas el árbol que supieres que no es árbol para comer, lo destruirás y lo talarás, y edificarás baluarte contra la ciudad que pelea contigo, hasta sojuzgarla