10
No sea hallado en tu tierra quien haga pasar su hijo o su hija por el fuego, ni practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,
11
ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte a pitón, ni mago, ni quien pregunte a los muertos.
12
Porque es abominación al SEÑOR cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones el SEÑOR tu Dios los echó de delante de ti.
13
Perfecto serás con el SEÑOR tu Dios.
14
Porque estos gentiles que has de heredar, a agoreros y hechiceros oyen; mas tú, no así te ha instruido el SEÑOR tu Dios.
15
Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará el SEÑOR tu Dios; a él oiréis.
16
Conforme a todas las cosas que pediste al SEÑOR tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz del SEÑOR mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
17
Y el SEÑOR me dijo: Han hablado bien lo que han dicho.
18
Profeta les despertaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
19
Mas será, que cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.
20
Pero el profeta que presumiere de hablar palabra en mi nombre, que yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
21
Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que el SEÑOR no hubiere hablado?
22
Cuando el profeta hablare en nombre del SEÑOR, y no fuere la tal cosa, ni viniere, es palabra que el SEÑOR no ha hablado; con soberbia la habló el tal profeta; no tengas temor de él.