27
y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque el SEÑOR nos aborrecía, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en mano del amorreo para destruirnos
28
¿A dónde subimos? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí hijos de gigantes
29
Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos
30
El SEÑOR vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo con vosotros en Egipto delante de vuestros ojos
31
y en el desierto has visto que el SEÑOR tu Dios te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta que habéis venido a este lugar
32
Y aun con esto no creisteis en el SEÑOR vuestro Dios
33
el cual iba delante de vosotros por el camino, para reconoceros el lugar donde habíais de asentar el campamento, con fuego de noche para mostraros el camino por donde debíais de seguir, y con la nube de día
34
Y oyó el SEÑOR la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo
35
No verá hombre alguno de éstos de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres
36
excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque fue perfecto con el SEÑOR
37
Y también contra mí se airó el SEÑOR por vosotros, diciendo: Tampoco tú entrarás allá