20
Y Daniel habló, y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo; porque suya es la sabiduría y la fortaleza
21
Y él es el que muda los tiempos y las oportunidades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos
22
El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con él
23
A ti, oh Dios de mis padres, confieso y te alabo, que me diste sabiduría y fortaleza, y ahora me enseñaste lo que te pedimos; pues nos has enseñado el negocio del rey
24
Después de esto Daniel entró a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia; fue, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; llévame delante del rey, que yo le mostraré al rey la declaración
25
Entonces Arioc llevó prestamente a Daniel delante del rey, y le dijo así: Un varón de los transportados de Judá he hallado, el cual declarará al rey la interpretación
26
Respondió el rey, y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltasar: ¿Podrás tú hacerme entender el sueño que vi, y su declaración
27
Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseñar al rey
28
Mas hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer al cabo de días. Tu sueño, y las visiones de tu cabeza sobre tu cama, es esto
29
Tú, oh rey, en tu cama, te subieron tus pensamientos por saber lo que había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser
30
Y a mí me ha sido revelado este misterio, no por sabiduría que en mí haya, más que en todos los vivientes, sino para que yo notifique al rey la declaración, y que entendieras los pensamientos de tu corazón
31
Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible
32
La cabeza de esta imagen era de fino oro; sus pechos y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce
33
sus piernas de hierro; sus pies, en parte de hierro, y en parte de barro cocido
34
Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con manos, la cual hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó
35
Entonces fue también desmenuzado el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y se tornaron como tamo de las eras del verano; y los levantó el viento, y nunca más se les halló lugar. Mas la piedra que hirió a la imagen, fue hecha un gran monte, que llenó toda la tierra
36
Este es el sueño; la declaración de él diremos también en presencia del rey
37
Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado el reino, la potencia, la fortaleza, y la majestad
38
Y todo lo que habitan hijos de hombres, bestias del campo, y aves del cielo, él ha entregado en tu mano, y te ha hecho enseñorear sobre todo ello; tú eres aquella cabeza de oro
39
Y después de ti se levantará otro reino menor que tú; y otro tercer reino de bronce, el cual se enseñoreará de toda la tierra
40
Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y doma todas las cosas, y como el hierro que quebranta todas estas cosas, desmenuzará y quebrantará