2
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
3
Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con el Cristo en Dios.
4
Cuando se manifestare el Cristo, nuestra vida, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
5
Mortificad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra: fornicación, inmundicia, deleite carnal , mala concupiscencia, y avaricia, la cual es servicio de ídolos;
6
por estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de rebelión.
7
En las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo viviendo en ellas.
8
Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, palabras deshonestas de vuestra boca.
9
No mintáis los unos a los otros, despojándoos del viejo hombre con sus hechos,
10
y revestíos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo creó;
11
donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre; mas Cristo es el todo, y en todos.
12
Vestíos pues, (como escogidos de Dios, santos y amados) de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia;