13
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó juntamente con él, perdonándoos todos los pecados
14
Rayendo la cédula de los decretos que nos era contraria, que era contra nosotros, quitándola de en medio y clavándola en el madero
15
y despojando los principados y las potestades, sacándolos a la vergüenza en público, confiadamente triunfando de ellos en él
16
Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o de nueva luna, o de sábados
17
lo cual es la sombra de lo que estaba por venir; mas el cuerpo es del Cristo
18
Que nadie os gobierne a su voluntad con pretexto de humildad y religión de ángeles, metiéndose en lo que no ha visto, andando hinchado en el vano sentido de su carne
19
y no manteniendo el vínculo a la cabeza, de la cual todo el cuerpo, alimentado y unido por sus ligaduras y coyunturas, creciendo en aumento de Dios
20
Pues si sois muertos con el Cristo a los elementos del mundo, ¿por qué como si vivierais al mundo, decretáis ritos
21
No toques, no gustes, no trates
22
Los cuales perecen en el mismo uso por ser mandamientos y doctrinas de hombres
23
Las cuales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto a la voluntad y humildad, y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne