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al oír de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis por todos los santos,
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a causa de la esperanza reservada para vosotros en los cielos, de la cual oísteis antes en la palabra de verdad, el evangelio,
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que ha llegado hasta vosotros; así como en todo el mundo está dando fruto constantemente y creciendo, así lo ha estado haciendo también en vosotros, desde el día que oísteis y comprendisteis la gracia de Dios en verdad;
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tal como lo aprendisteis de Epafras, nuestro amado consiervo, quien es fiel servidor de Cristo de parte nuestra ,
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el cual también nos informó acerca de vuestro amor en el Espíritu.
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Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual,
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para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios;
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fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo
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dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz.
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Porque El nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado,
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en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.