8
Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, y las doncellas vírgenes sin número
9
mas una es la paloma mía, la perfecta mía; única es a su madre, escogida a la que la dio a luz. La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; sí, las reinas y las concubinas, la alabaron
10
¿Quién es ésta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como el portador del estandarte del ejército
11
Al huerto de los nogales descendí a ver los frutos del valle, y para ver si florecían las vides, si florecían los granados
12
No sé; mi alma me ha hecho devolver como los carros de Aminadab
13
Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; vuélvete, vuélvete, y te miraremos. ¿Qué veréis en la sulamita? Ella será como una multitud de tabernáculos