3
y has sufrido, y sufres, y has trabajado por mi Nombre, y no has desfallecido.
4
Pero tengo contra ti que has dejado tu amor más alto, la caridad.
5
Por lo cual ten memoria de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; si no, vendré presto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te enmendares.
6
Mas tienes esto, que aborreces los hechos de los nicolaítas, los cuales yo también aborrezco.
7
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios.
8
Y escribe al ángel de la Iglesia de Esmirna: El primero y el postrero, que fue muerto, y vive, dice estas cosas:
9
Yo sé tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y sé la blasfemia de los que se dicen ser Judíos, y no lo son; mas son la sinagoga de Satanás.
10
No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo ha de enviar algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
11
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. El que venciere, no recibirá daño de la muerte segunda.
12
Y escribe al ángel de la Iglesia que está en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos, dice estas cosas:
13
Yo sé tus obras, y dónde moras, donde está la silla de Satanás; y tienes mi Nombre, y no has negado mi fe, aun en los días en que fue Antipas mi testigo fiel, el cual ha sido muerto entre vosotros, donde Satanás mora.
14
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: porque tú tienes ahí los que tienen la doctrina de Balaam, el cual enseñaba a Balac a poner escándalo delante de los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.
15
Así también tú tienes a los que tienen la doctrina de los nicolaítas, la cual yo aborrezco.
16
Arrepiéntete, porque de otra manera vendré a ti presto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
17
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al que venciere, daré a comer del Maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un Nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
18
Y escribe al ángel de la Iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino, dice estas cosas:
19
Yo he conocido tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu paciencia, y tus obras, las postreras que son muchas más que las primeras.
20
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que permites aquella mujer, Jezabel, (que se dice profetisa) enseñar, y engañar a mis siervos, a fornicar, y a comer cosas ofrecidas a los ídolos.
21
Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido.
22
He aquí, yo la echo en cama, y a los que adulteran con ella, en gran tribulación, si no se arrepintieren de sus obras;
23
y mataré a sus hijos con muerte; y todas las Iglesias sabrán que YO SOY el que escudriño los riñones y los corazones; y daré a cada uno de vosotros según sus obras.
24
Pero yo digo a vosotros, y a los demás que estáis en Tiatira: Cualesquiera que no tienen esta doctrina, y que no han conocido las profundidades de Satanás (como ellos dicen), Yo no enviaré sobre vosotros otra carga.
25
Pero la que tenéis, tenedla hasta que yo venga.
26
Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre los gentiles;
27
y los regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de alfarero, como también yo la he recibido de mi Padre;
28
y le daré la estrella de la mañana.
29
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.