13
Por tanto, el prudente en tal tiempo calla, porque el tiempo es malo.
14
Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así el SEÑOR Dios de los ejércitos será con vosotros, como decís.
15
Aborreced el mal, y amad el bien, y poned juicio en la puerta; por ventura el SEÑOR, Dios de los ejércitos, tendrá piedad del remanente de José.
16
Por tanto, así dijo el SEÑOR, el Dios de los ejércitos, el Señor: En todas las plazas habrá llanto, y en todas las calles dirán: ¡Ay! ¡ay! Y al labrador llamarán a lloro, y a endecha a los que endechar supieren.
17
Y en todas las viñas habrá llanto; porque pasaré por medio de ti, dijo el SEÑOR.
18
¡Ay de los que desean el día del SEÑOR! ¿Para qué queréis este día del SEÑOR? Será de tinieblas, y no de luz;
19
como el que huye de delante del león, y se topa con el oso; o si entrare en casa y arrimare su mano a la pared, y le muerda la culebra.
20
¿No será el día del SEÑOR tinieblas, y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor?
21
Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me darán buen olor vuestras asambleas.
22
Y si me ofreciereis vuestros holocaustos y vuestros presentes, no los recibiré; ni miraré a los sacrificios pacíficos de vuestros engordados.
23
Quita de mí la multitud de tus cantares, que no escucharé las salmodias de tus instrumentos.
24
Antes corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.
25
¿Por ventura me ofrecisteis sacrificios y presente en el desierto en cuarenta años, casa de Israel?
26
Y ofrecisteis a Moloc vuestro rey, y a Quiún vuestros ídolos, la estrella de vuestros dioses que os hicisteis.
27
Os haré, pues, transportar más allá de Damasco, dijo el SEÑOR, cuyo Nombre es Dios de los ejércitos.