2
Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes,
3
sin amor, implacables, calumniadores, desenfrenados, salvajes, aborrecedores de lo bueno,
4
traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los placeres en vez de amadores de Dios;
5
teniendo apariencia de piedad, pero habiendo negado su poder; a los tales evita.
6
Porque entre ellos están los que se meten en las casas y llevan cautivas a mujercillas cargadas de pecados, llevadas por diversas pasiones,
7
siempre aprendiendo, pero que nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad.
8
Y así como Janes y Jambres se opusieron a Moisés, de la misma manera éstos también se oponen a la verdad; hombres de mente depravada, reprobados en lo que respecta a la fe.
9
Pero no progresarán más, pues su insensatez será manifiesta a todos, como también sucedió con la de aquellos dos.
10
Pero tú has seguido mi enseñanza, conducta, propósito, fe, paciencia, amor, perseverancia,
11
persecuciones, sufrimientos, como los que me acaecieron en Antioquía, en Iconio y en Listra. ¡Qué persecuciones sufrí! Y de todas ellas me libró el Señor.
12
Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos.
13
Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.
14
Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido;
15
y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
16
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia,
17
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.