8
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, descendiente de David, conforme a mi evangelio;
9
por el cual sufro penalidades, hasta el encarcelamiento como un malhechor; pero la palabra de Dios no está presa.
10
Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús, y con ella gloria eterna.
11
Palabra fiel es ésta: Que si morimos con El, también viviremos con El;
12
si perseveramos, también reinaremos con El; si le negamos, El también nos negará;
13
si somos infieles, El permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo.
14
Recuérdales esto, encargándoles solemnemente en la presencia de Dios, que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha y lleva a los oyentes a la ruina.
15
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad.
16
Evita las palabrerías vacías y profanas, porque los dados a ellas, conducirán más y más a la impiedad,
17
y su palabra se extenderá como gangrena; entre los cuales están Himeneo y Fileto,
18
que se han desviado de la verdad diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, trastornando así la fe de algunos.