20
Mas en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y asimismo unos para honra, y otros para deshonra.
21
Así que, el que se limpiare de estas cosas, será vaso para honra, santificado, y útil para los usos del Señor, y aparejado para toda buena obra.
22
Huye también de los deseos juveniles; y sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz, con los que invocan al Señor de limpio corazón.
23
Pero las cuestiones locas y sin sabiduría, desecha, sabiendo que engendran contiendas.
24
Que el siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos, apto para enseñar, sufrido;
25
que con mansedumbre enseña a los que se resisten, si por ventura Dios les dé que se arrepientan y conozcan la verdad,
26
Y se conviertan del lazo del diablo, en que están cautivos, para hacer su voluntad.