10
Mas ahora es manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte, y sacó á la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio;
11
Del cual yo soy puesto predicador, y apóstol, y maestro de los Gentiles.
12
Por lo cual asimismo padezco esto: mas no me avergüenzo; porque yo sé á quien he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
13
Retén la forma de las sanas palabras que de mi oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
14
Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que habita en nosotros.
15
Ya sabes esto, que me han sido contrarios todos los que son en Asia, de los cuales son Figello y Hermógenes.
16
Dé el Señor misericordia á la casa de Onesíforo; que muchas veces me refrigeró, y no se avergonzó de mi cadena:
17
Antes, estando él en Roma, me buscó solícitamente, y me halló.
18
Déle el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor.