2
Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre y del Señor Jesús, el Cristo.
3
Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y la caridad de todos y cada uno de vosotros abunda entre vosotros;
4
tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las Iglesias de Dios, de vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que sufrís;
5
en testimonio del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del Reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.
6
Porque es justo acerca de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan;
7
y a vosotros, que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús del cielo con los angeles de su potencia,
8
con llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al Evangelio del Señor nuestro, Jesús, el Cristo;
9
los cuales serán castigados de eterna perdición por la presencia del Señor, y por la gloria de su potencia,
10
cuando viniere para ser glorificado en sus santos, y a hacerse admirable en aquel día en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros);
11
por lo cual, asimismo oramos siempre por vosotros, que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamado, y llene de bondad a cada voluntad, y a toda obra de fe con potencia,
12
para que el Nombre del Señor nuestro, Jesús, el Cristo sea clarificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesús, el Cristo.