2
caeré sobre él cuando esté cansado y fatigado, le infundiré terror y huirá todo el pueblo que está con él; entonces heriré al rey solamente,
3
y haré volver a ti a todo el pueblo. El regreso de todos depende del hombre a quien buscas; después todo el pueblo estará en paz.
4
Y el plan agradó a Absalón y a todos los ancianos de Israel.
5
Entonces Absalón dijo: Llama también ahora a Husai arquita y escuchemos lo que él tiene que decir.
6
Cuando Husai vino a Absalón, éste le dijo: Ahitofel ha hablado de esta manera, ¿Llevaremos a cabo su plan? Si no, habla.
7
Y Husai dijo a Absalón: Esta vez el consejo que Ahitofel ha dado no es bueno.
8
Dijo además Husai: Tú conoces a tu padre y a sus hombres, que son hombres valientes y que están enfurecidos como una osa privada de sus cachorros en el campo. Tu padre es un experto en la guerra, y no pasará la noche con el pueblo.
9
He aquí, él ahora se habrá escondido en una de las cuevas o en algún otro lugar; y sucederá que si en el primer asalto caen algunos de los tuyos, cualquiera que se entere, dirá: "Ha habido una matanza en el pueblo que sigue a Absalón."
10
Y aun el valiente, cuyo corazón es como el corazón de un león, se desanimará completamente, pues todo Israel sabe que tu padre es un hombre poderoso y que todos los que están con él son valientes.
11
Pero yo aconsejo que todo Israel se reúna contigo, desde Dan hasta Beerseba, abundantes como la arena que está a la orilla del mar, y que tú personalmente vayas al combate.
12
Iremos a él en cualquiera de los lugares donde se encuentre, y descenderemos sobre él como cae el rocío sobre la tierra; y de él y de todos los hombres que están con él no quedará ni uno.