7
Y David envió a Tamar a su casa, diciendo: Ve ahora a casa de Amnón tu hermano, y hazle de comer.
8
Entonces fue Tamar a casa de su hermano Amnón, el cual estaba acostado; y tomó harina, y amasó e hizo hojuelas delante de él, y las aderezó.
9
Tomó luego la sartén, y las sacó delante de él; mas él no quiso comer. Y dijo Amnón: Echad fuera de aquí a todos. Y todos se salieron de allí.
10
Entonces Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había aderezado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba.
11
Y cuando ella se las puso delante para que comiese, él trabó de ella, diciéndole: Ven, hermana mía acuéstate conmigo.
12
Ella entonces le respondió: No, hermano mío, no me hagas fuerza; porque no se hace así en Israel. No hagas tal locura.
13
Porque, ¿dónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los locos de Israel. Te ruego, pues, ahora que hables al rey, que no me negará a ti.
14
Mas él no la quiso oír; antes pudiendo más que ella la forzó, y se echó con ella.
15
La aborreció luego Amnón de tan grande aborrecimiento, que el odio con que la aborreció después fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate y vete.
16
Y ella le respondió: No es razón; mayor mal es éste de echarme, que el que me has hecho. Mas él no la quiso oír;
17
antes llamando a su criado que le servía le dijo: Echame ésta allá fuera, y tras ella cierra la puerta.